Novedades.

Novedades.



¡Hola amigos lectores!

Sé que llevo muchísimo tiempo sin escribir y sin dar señales de vida. Pero estoy terminando segundo de bachillerato y preparándome para selectividad.
¡No me matéis! Espero que esteis igual de deseoso que yo para conocer que ocurrirá en el próximo capítulo.
¿Al final se van a reencontrar todos, o Julia podrá evitarlo? Si quieres saber que ocurre, aguarda medio mes, y tendrás todas las novedades de los personajes.
Dentro de poco, quisiera añadir unas encuestas en las que vosotros decidáis que podrá ocurrir dejando algunas de mis ideas. Si cumplo mi sueño es gracias a vosotros.
También renovaré la lista de música, mientras tanto, sigue estando las canciones que me inspiran.
Y añadiré descripciones de los personajes, espero que se adapten a vuestros gustos.
Sin más, me voy a seguir estudiando, deseadme suerte corazones:)

Besitos. A.



domingo, 29 de julio de 2012

Capítulo 11.




Julia se termina de colocar el traje que ha cogido de su armario para hoy, cuando el teléfono suena por quinta vez en el día. Julia deja que suene y termina de arreglarse delante del espejo, mientras qué una voz de mujer inunda la casa.

-Buenas tardes, sé que he llamado más veces, pero la revista Heatly and mind desea un reportaje suyo, llamo de parte del presidente de esta cadena, Lucas Fernández ha pedido expresamente que hoy se entreviste con él, ¿podría avisarme si vendrá? Es algo importante que quiere hablar personalmente con usted y bueno con…

Julia suspira y alcanza el teléfono antes de que la mujer cuelgue.

-Ya dije que no quería ir a esa entrevista, estoy aquí por asuntos de trabajos no de ocio-Julia se frota la sienes con los cinco dedos de su mano libre.
-Sé lo que dijo, y no dude en que dí el recado al presidente, pero insiste en verla, ¿por qué no descubre lo que quiere hablar con usted?-Sabe que ha pasado el límite que puede mantener con ella, pero tiene que lograr por todos los medios que esta importante doctora se entreviste con Lucas- Seguro que no se decepciona…
-Creo que es una osadía que usted me haga proposiciones sin saber, no dude en que me pondré en contacto con el señor Lucas y le haré saber su falta de profesionalidad.
-Disculpe mi falta de tacto, pero es que me han pedido expresamente que no desista y que usted llegue a ser convencida.
-¿Entonces porque no me llama él personalmente? Si es tan importante que sea él quien se ponga en contacto conmigo, creo que prefiero hablar con él, ya que usted, carece de trato-Julia recoge la taza del desayuno y los coloca en el lavavajillas.
-Sí así lo desea no dude en que le facilitaré el teléfono móvil…
-Mire, no lo necesito, sé quien es su jefe y no dude en que cuando me presente allí le dejaré las cosas claras a él y a usted-Julia cierra el lavavajillas y se aparta el pelo de la cara-¿A qué hora me ha citado?
-A las 5 ¿la viene bien?
-Allí estaré, y espero que de verdad valga algo la cita concertada.

Sin dejar que añada más Samantha, Julia cuelga el teléfono y lo tira al sofá. ¿Por qué quiere Lucas entrevistarla? Y lo más importante ¿cómo sabe que está allí? No se lo ha dicho a nadie, y no cree que Esther se lo haya soltado así cómo así a Lucas nada más verle, sabiendo todo su pasado. Lo mejor para salir de dudas será preguntarle al mismo Lucas Fernández, aunque posiblemente la contestación no le guste.
Se tumba en el sofá mirando al techo blanco. Sus pensamientos recorren las peores conjeturas que se pueden formar al no saber nada. Aunque decide que ha madurado lo suficiente para atenerse a lo que venga, incluso volver a verlo. ¿Seguro? Sacude la cabeza negando, sabe perfectamente que si le vuelve a ver, no será un encuentro de lo más agradable, pues su relación se enfrío demasiado tras instalarse ella en Oxford, aunque ella tampoco ayudo a mantener el contacto quemando las cartas que le llegaban de Alejandro. Si, está segura, de qué si el destino les reúne otra vez a los dos no será un buen trago para ninguno de los dos.
Y realmente no sabe, cuanta razón tiene, aunque dentro de unas horas lo experimentará.

No lejos de allí, en un estudio fotográfico.

Posa la cámara encima del escritorio lleno de negativos con un código.
Detrás de él una muchacha de unos 20 años se termina de vestir poniéndose las botas sin quitar el ojo del trasero del fotógrafo. No le da ninguna vergüenza ser sorprendida por aquel joven apuesto de ojos grises, pues desde hace tiempo viene a hacerse sus reportajes fotográficos solamente para verlo.
-Ya sabes Carolina, en dos semanas tendrás el ‘book’ terminado como acordamos-Alejandro corta de su billetera la factura de la sesión-Aquí tienes, es la misma cantidad de siempre.
-¿Sólo? Deberías subir tus tarifas-Carolina se guarda el recibo en su cartera-Te paso el dinero por la cuenta bancaria.
-Perfecto, dentro de dos semanas nos vemos aquí otra vez-Alejandro sale al recibidor donde le espera Mónica con su abrigo y el bolso-Nos vemos.

Los dos jóvenes se despiden con un beso en la mejilla, más bien caluroso por parte de la joven, que desde el primer día quedo prendada de ese joven empresario.
Alejandro se queda contemplando las fotografías colgadas en la pared, exactamente mira solamente una, lo lleva haciendo desde hace varios días, cuando Mónica recibió esa extraña visita, de la que está seguro que era ella, la protagonista de la mitad de las fotografías que él lleva consigo.
Mónica lo observa detrás de sus gafas negras, sabe que esa chica es la protagonista de tantos suspiros y de la tristeza que Alejandro arrastra desde que le conoció.

-Alejandro, le llamaron de una revista, un tal Lucas Fernández quiere hacerle una entrevista esta misma tarde a las 5-Mónica busca el post-it donde apuntó la dirección de la sucursal-Tome.
-¿Lucas Fernández?-Alejandro coge el post-it y memoriza la dirección-¿No dijo qué tipo de entrevista era?
-Según su secretaria era algo como una charla informal-Mónica se encoje de hombros y vuelve a sus tareas.

Alejandro entra en su despacho y enciende el ordenador, se reclina en la silla y comprueba su teléfono móvil, donde tiene 3 llamadas pérdidas de Lucas. Deja el teléfono encima de la mesa y mientras la pantalla pasa de color negro a azul, él se sumerge en sus pensamientos. Seguramente la entrevista, no sea más que la charla del otro día para retomarla y para dar su contestación a ser su padrino, aunque no lo ve del todo claro. En la pantalla aparece una ventanilla donde dice que su MSN está encendido y que algunos ‘amigos’ están conectados. Busca con la mirada uno de ellos "Morena_inglesita78", y comprueba que realmente está conectada. ¿Le habla? La verdad es que tiene muchas ganas de aclarar el mal entendido del otro día, su marcha del bar sin esperar demasiado, o simplemente evitarla virtualmente. El círculo verde que acompaña al nick cambia a naranja indicando que se encuentra ausente. Abre la ventana y teclea miles de excusas por su comportamiento, aunque ninguna resulta creíble. Decide decirle todo lo que piensa.

"Fuck_u69" dice:
· Siento que el otro día me marchara rápido de la cita sin esperarte, pensé que no vendrías que te habrías arrepentido o qué sé yo. No soy bueno elaborando excusas, así que así es como pienso, creo que la cagué marchándome tan rápido, y espero que no estés realmente molesta y que podamos volver a retomar el café tan ansiado.

Suspira al enviarlo, pero nadie contesta, el círculo sigue en naranja y no hay rastro de: “Morena_inglesita78” está escribiendo…

Cuantas ganas tendría de volver a retomar las charlas hasta altas horas de la noche contándose tantas cosas, pero siempre sin tocar los sentimientos.

En el otro lado de la pantalla…Julia lee lo que acaba de escribir “Fuck_u69” sonríe y piensa en contestarle o hacerle sufrir un poco más, aunque no le molesto, simplemente pensó que fue por su culpa.
Mira el reloj, son las 2, aún tiene tiempo para retomar una conversación de horas interminables hasta que tenga que marcharse a la entrevista.

“Morena_inglesita78” dice:
· No importa, no me molesto en lo más mínimo, incluso pensé que fue por mi culpa, me entretuve más tiempo en la oficina y después me pillo tráfico. Por mi no me importaría volver a retomar ese café, pero eso sí, esta vez tú serás más paciente y yo más rápida.

Los dos sonríen al leer la respectiva contestación y entablan una conversación en la que los dos vuelven a sentirse más jóvenes y sin problemas que atañen al corazón de ambos, que no está para dolores…

Aunque lo que no saben ellos, es que el destino, siempre juega como quiere con las personas, y que en menos de 24 horas, “morena inglesita” llorará y “fuck u” se maldecirá. 

viernes, 13 de enero de 2012

Capítulo 10.

Los lunes, siempre son los peores días del mundo, para los estudiantes, tienen que volver al instituto después de un fin de semana de alcohol y resaca, y para los adultos, deben ser puntuales en el trabajo.
Este lunes es diferente, son las ocho de la mañana cuando el despertador suena en toda la habitación. La luz entra por la ventana, con las cortinas tapando algunos rayos, estos, inciden sobre el rostro de la pareja, arrugando la frente de los dos a la vez.
Esther sin abrir los ojos, busca a tientas con su mano derecha el despertador que se encuentra en la mesilla de noche.
Iván, se inclina sobre Esther y la besa en la frente dulcemente, haciendo que ella sonría mientras consigue apagar el despertador.

-Me ducho primero-Iván sale de la habitación con el pelo revuelto de dormir, y ojeras alrededor de sus ojos marrones.

Esther se estira en el resto de la cama libre y abre los ojos sonriendo, que la despierten con un beso, no todas las mañanas ocurre, posiblemente si a los que de verdad están enamorados, que incluso tengan entre sabanas el desayuno reciente, pero ella, siempre ha vivido ajetreada, y pocas demostraciones de cariño por parte de Iván. Mientras esos pensamientos la rondan por la cabeza, el agua de la ducha empieza a caer, y él empieza a entonar una canción que no tiene sentido. Esther bosteza por última vez y se levanta de la cama, anda con paso decidido por el pasillo hasta llegar al otro cuarto de baño. Su rostro moreno, sin maquillar presenta un aspecto mucho más joven y más infantil.
Después de asearse, se viste con una blusa color Camel de tirantes atada a la espalda con una cremallera, y una falda recta de tubo, negra. Se pone unas sandalias también oscuras.
En la cocina se encuentra Iván con un café en la mano derecha y en la izquierda ojeando el periódico que el portero ha dejado expresamente en el felpudo.

-¡Mira cielo! Hay un viaje a Hawai a buen precio-Iván bebe de su café y señala la oferta-¿Cuándo coges vacaciones?
-No lo sé-Esther  se sirve mientras tanto un zumo y lo bebe evitando la mirada de su novio-Este año no sé si serán en agosto, con la nueva incorporación las vacaciones están alteradas.
-Pero tú deberías tener las vacaciones donde te corresponden todos los años, eres fija ¿no?
-Si, pero no tiene que ver, aún no lo sé Iván-Esther mira el reloj y se apura su zumo-¿Me llevas?
-Si, hasta las 10 y media no entro hoy-Iván recoge su maletín y su chaqueta y se dirige a la puerta.

Esther corre hasta el dormitorio donde coge su bolso y una chaqueta de punto muy fina. Antes de salir del cuarto se mira en el espejo, si, hoy se siente especialmente guapa, el pelo rubio que cae sobre sus hombros hace sus facciones mucho más dulces, mucho más juvenil. Lanza una sonrisa al espejo, el que la contempla salir de la habitación, una única sonrisa que lanzara al espejo, pues lo siguiente que verá solamente serán lágrimas.

No tan lejos de allí, en una oficina.

Lucas sale del ascensor bebiendo un café y contemplando las noticias principales del día. Se dirige por el pasillo que está lleno de mesas con ordenadores encendidos y en sus pantallas solamente predomina el menú de inicio y miles de post-it de todos los colores.
Una mujer baja, con unas gafas fosforitas sale al paso de Lucas, el cual la ignora distraído, y sigue con sus pensamientos. Ella la tiende el brazo con la palma abierta para recoger el maletín que él la da.

-Señor, hoy tiene la reunión con el grupo comercial, y también me he puesto en contacto con esa doctora tan importante… Julia Gómez.
-¿Ha concedido la entrevista?
-De eso quería hablarle señor…

Lucas la entrega el periódico también y se para al lado de una mesa donde cajas llenas de cartas y sobres aún tiene que ser repartidas a sus respectivos dueños.

-¿Lucas me ha oído? Tengo que decirte algo…
-¿Hoy no se reparte el correo?-Lucas grita y los empleados se dirigen a sus puestos correspondientes-¡oh no se preocupe Samantha! Julia es amiga mía, desde hace mucho tiempo, espero que sepa como ponerme en contacto con ella.
-Pero señor…
-Limítese a hacer lo que yo he dicho-Lucas arruga la frente y vuelve a mirar a los empleados-¿Hoy nadie trabaja?

Todos sin esperar ninguna frase más del director salen corriendo a sus puestos y por un momento parecen que todos están trabajando en algo muy importante. Lucas suspira insatisfecho y mira a su secretaría que se aleja cabizbaja a su mesa.

-Samantha espere, cambio de planes-Lucas anda con paso decidido a aquella menuda mujer-También quiero concertar cita con Esther Sánchez y Alejandro Montalvo. Si puede ser, para hoy.
-¿Reúno a los tres hoy, señor?-Samantha le observa por encima de sus gafas fosforitas, nunca entenderá los cambios de humor que tiene Lucas, pero sabe que todo cambio conlleva una explicación.
-¡Mejor!-Lucas abre la puerta del despacho sonriente-Reúnalos a la misma hora a los tres, en la misma sala.

Samantha asiente y se dirige a su escritorio, que está contiguo al de Lucas.
Primero llamará al más fácil de todos, Alejandro Montalvo, al parecer solamente es un fotógrafo de gran prestigio pero sin una agenda tan ajetreada. Sin embargo Esther es una gran publicista y Julia dejo claro que no se la volviera a molestar.
Samantha frunce el ceño disgustada ante los repentinos cambios de su jefe, al que adora, sabe que reunir a esas tres personas hoy, será totalmente difícil, pero lo peor de todo ello, es que presiente que no todo terminará bien.

martes, 3 de enero de 2012

Capítulo 9.

Julia cierra la puerta tras de sí. Respira entrecortadamente, el corazón la late a mil por hora, y siente que se va a marear, deja el bolso y las llaves en la cómoda de la entrada y se sienta en el sofá. La respiración ahora es más regular y siente que las piernas la tiemblan. Será mejor tranquilizarse y pensar las cosas con calma. ¿Estaba segura de que era él? Su cabeza da vueltas, Julia se tumba en el sofá y cierra los ojos. Entonces revive el momento, le ve allí sentado mirando a la mesa con expresión de duda, la camarera se acerca y es entontes cuando ve su rostro. Alejandro sigue viviendo aquí. Una lágrima se escapa de los ojos verdes de Julia. Tiene que saber si sigue viviendo aquí o si solo está de pasada. Tenía entendido que ahora vivía en Barcelona.
Se levanta del sofá, y coge las llaves y el bolso. La única forma de comprobarlo es volviendo a su antigua casa.
Julia baja por las escaleras hacía el garaje donde guarda su coche. Saca las llaves del bolso y pulsa la tecla encendiendo las luces del todoterreno.
Curvas y curvas, en la radio suena el último éxito de Avril Lavinge “Wish you were here” juega con su memoria, y recuerda esa carretera que tantas veces recorrió.
Aparca en doble fila y se baja del coche, anda decidida hacía el portal, entra en él donde se encuentra, donde están dos jóvenes fumando un cigarro, la miran con indiferencia y siguen comentando la sesión de fotos que acaban de hacerse. Julia se acerca a los buzones donde el nombre de sus padres ya no aparece, y tampoco el de la familia de Alejandro, pero ahora aparece una placa de bronce que reza “estudio fotográfico” busca con sus ojos verdes su nombre, pero no aparece. Las otras dos jóvenes, se percatan de sus movimientos y la observan. Julia sube las escaleras hasta el 4º, allí sólo hay dos puertas, se dirige a la izquierda, y comprueba que encima del timbre hay también otro cartel que indica que lo que un día fue una casa, ahora es un estudio fotográfico. Se arma de valor y pulsa el timbre, el que sigue guardando el mismo sonido que el último día.
Una joven, con un vestido de manga corta, estampado, la abre la puerta, su flequillo recto tapa sus ojos, aunque su rostro es ovalado, una sonrisa blanca como las perlas, la recibe calidamente.
-Pase por favor-la joven abre la puerta del todo y anda hasta el final de la casa, Julia entra detrás de ella observando todos los cambios -¿Tenías cita?
-¿Disculpa?-Julia la mira-No, tiene gracia pero he venido buscando algo.
-¿Eres de la policía?-La joven se levanta de la mesa y mira a Julia- Mira es la sexta vez que venís en la semana, y no sé como decir que no fuimos nosotros quien dimos esas fotos a la prensa. Si lee el letrero esto es un estudio fotográfico no un despacho de una revista de moda.
-No, no, se está equivocando, no soy de la policía y no sé nada de esas fotografías de las que me está hablando-Julia sonríe y se pasa la mano por su moño deshecho-Yo tan sólo quería ver si seguía aquí viviendo el mismo dueño que hace un par de años.
-Aquí llevo trabajando 1 año, no sé quien ha podido ser el anterior dueño, mi jefe nunca ha hablado de los antiguos dueños-la joven sonríe jovialmente y se sienta en su escritorio-Aunque si está buscando a esa persona puedo darle el número de teléfono de mi jefe o también puedo concertar una cita con él.
-No hace falta-Julia suspira-Hay cosas que se deben de quedar en el pasado.

Julia sonríe y anda despacio hacía la puerta, observando todo lo que la rodea, una de las paredes capta la atención de ésta; la pared está forrada de fotografías, y diapositivas, salvo una, todas son del mismo tamaño. Julia se acerca a la pared y observa esa fotografía.
El corazón se la encoge, y por un instante parece que no late. Julia pestañea y vuelve a mirar la imagen, la cual no ha cambiado: Un estanque lleno de cisnes y una pareja en el fondo.

Siente que el cuerpo la falla y su mirada por un instante se nubla, en su memoria miles de explicaciones la inundan pero ninguna es la acertada. Sale del estudio deprisa y se monta en su todoterreno, desearía no haber entrado en aquel lugar, o no haber vuelto de Inglaterra.

Una moto aparca en la puerta, es una Vespa antigua. Un joven se apea de ella y entra en el portal, dos muchachas fuman conversando entre ellas, el joven las saluda y sube por las escaleras hasta el cuarto piso. El estudio se encuentra igual que hacía una hora, la secretaria está escribiendo en su portátil distraída sin darse cuenta de que alguien ha llegado.

-Mónica, ¿ha venido alguien en mi ausencia?-La secretaría se pone en pie y revisa su agenda en busca de algo apuntado.
-Ha terminado ya la sesión de fotos de aquellas dos chicas y la siguiente cita es dentro de 5 minutos-Mónica recuerda a la muchacha de ojos verdes que hacía un momento se había marchado-Alejandro, ha venido una joven preguntando el paradero de los antiguos dueños de esta casa.
-¿Cómo era?-Alejandro mira sus cartas distraído.
-Joven, de unos 24 años, pelo castaño y ojos verdes-Mónica intenta recordar su nombre-no me ha dado su nombre pero ha insistido en saber donde estaban los antiguos dueños.
-¿Ojos verdes?-Alejandro observa a su secretaría y el corazón bombea con más rapidez-¿Y no te ha dicho como se llamaba?
-No, tan sólo ha preguntado eso, y ha dicho “que hay cosas que deben quedarse en el pasado”-El teléfono comienza a sonar y Mónica lo coge, asiente varias veces, mientras que Alejandro se ha quedado con la mirada fija en una foto de una de las paredes, la última vez que oyó esa frase fue con Julia, Mónica observa a su jefe, y cuelga el teléfono-La cita que tenía ahora ha sido cancelada.
-De acuerdo-Alejandro sigue mirando la fotografía.
-¡Ah! Aquella chica también se ha quedado observando esa fotografía del estanque y después ha salido corriendo de aquí, un poco extraño ¿no cree?

Y en ese momento el corazón de Alejandro da un vuelco, y se siente como si tuviera 5 años menos.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo 8.

El letrero reza "Coffe&Latte", a fuera el cielo se ha cubierto de nubes oscuras. Lucas entra en la cafetería, y se sienta en una mesa cercana de la ventana, mira su reloj, donde marca las seis menos cinco.
Sí, desde siempre había sido demasiado previsor para ciertos acontecimientos. El que al parecer es camarero, atiende al resto de las mesas, su frente está marcada por el sudor y su uniforme le queda dos tallas más grande; anda con especial cuidado, aunque eso no le impide resbalar con un charco que se acaba de formar al derramarse un vaso de leche, sostiene con las dos manos la bandeja llena de cafés y y suspira al ver que nada se ha derramado; en tan sólo unos segundos ha sido el espectáculo de todos los clientes, que respiran aliviados al ver que no ha ocurrido catrástrofe alguna. Lucas desvía la atención de ese joven y se centra en la acera de enfrente, donde transcurre cierto bullicio y los transeúntes se dirigen a sus trabajos respectivos.
Una brisa hace sonar las campanillas de la puerta, un joven de unos ventipocos años entra en  la cafetería, se coloca la chaqueta y mira hacia todos los lados.
Lucas lo ve, y levanta su mano sonriendo, el muchacho le ve, y se acerca a él.
Alejandro anda esquivando mesas hasta llegar en la que está sentado su antiguo amigo, los dos se abrazan dandose toques en la espalda.

-¡Cuánto tiempo Alejandro!-Lucas se coloca la corbata y se sienta en la silla.
-La verdad es que sí-Alejandro se sienta también en su silla-La última vez que te vi, tenías más pelo, amigo.
-¡Imposible! Sigo igual que la última vez.
-Eso no es lo que dicen tus calvas.
-Tú no te quedas corto tampoco ¡eh! Ya se te van notando los años.
-la verdad es que sí, no he tenido tiempo para disfrutar, el estudio fotográfico que tengo montado da mucho trabajo.
-Es cierto, hace tiempo leí una entrevista que te hicieron en una revista, al parecer te estás volviendo en un fotografo aclamado.
-No es del todo cierto, tan sólo fotografíe a una modelo de casualidad y me preguntaron como se desarrollo el trabajo con ella, nada fuera de lo común.
-Por favor Alejandro que modesto eres-Lucas sonríe a su amigo y levanta la mano avisando al camarero-¿Quieres algo de tomar?
-Una tónica.
-Dos tónicas entonces.

El camarero llega rápido y toma nota del pedido, los dos jóvenes esperan a que éste se marche de allí.
En la radio suena welcome to my life, Alejandro recuerda la letra de la canción en su cabeza, mientras Lucas espera al momento idóneo para proponerle lo que lleva semanas planeando desde que leyó ese artículo en aquella revista. No está seguro de que acepte, después de todo, ha sido su enemigo durante muchos años, estando enamorados los dos. De la misma persona, Julia.

-¿Y bien?-Alejandro se reclina en la silla.
-Y bien ¿qué?
-Lucas-Alejandro se ríe ante la mirada de su amigo-Me has citado aquí por algo ¿no es así?
-Cierto, por un momento se me había olvidado-Lucas se estira su chaqueta y se coloca la corbata-Si te he citado aquí es porqué quiero proponerte algo, en realidad, son dos cosas, pero las dos vienen en el mismo "pack".
-Dispara.
-Tengo un trabajo para ti, una boda-Lucas sonríe satisfecho-Me caso dentro de 1 mes y aún no tenemos fotógrafo.
-¿Quieres que sea el fotógrafo de tu boda, Lucas?
- Mi prometida quería uno de confianza y que las fotografías fueran de su agrado. Estuvimos buscando muchos, hasta que hace 2 semanas llego a mis manos una revista donde salía la entrevista que te hicieron, comparamos la calidad, la luz que utilizaste y a Yolanda la gusto.
-Espera Lucas, yo soy fotógrafo, pero aunque tengo montado un estudio, no soy de los profesionales-Alejandro se pone recto en la silla.
-Eso no nos preocupa, sé que harás un buen trabajo, y por el dinero, no hay problema-Lucas ve llegar al camarero y se calla.
Alejandro aprovecha la pausa para pensar rápidamente en lo que su amigo le está pidiendo. Cierto es que el dinero no le vendría mal, aunque eso en su estudio sobra, hace unos meses cuando empezó podría preocuparle pero ahora estaba consiguiendo hacerse famoso en la ciudad. Si le dice que no, seguramente se lo tomaría como algo personal, aunque si le dice que sí, tendrá que trabajar para mejorar la fotografía y hacerles un reportaje espectacular, no podría quedar mal con él, un empresario tan importante.
El camarero deja los vasos en la mesa y se aleja de allí no sin antes dedicarles una sonrisa que muy bien no entiende los dos jóvenes.
-¿Qué me dices Alex?-Lucas bebe de su tónica.
-No lo sé muy bien-Alex hace una pausa para beber de su vaso y contempla a su amigo.
-No quiero ponerte en un compromiso Alejandro, pero que mejor forma de ir ampliando tu estudio, tus conocimientos, que fotografiando una boda.
-Lucas, no es una boda común como el resto, siento discrepar, pero tu boda sale en las revistas y en los periódicos, tengo que estar a la altura de tu fama.
-Eso son tonterías Alejandro. Da igual quien yo sea, todo da igual, lo único de que tienes que preocuparte es de todas aquellas personas que empezaran a acudir a ti.
-Lucas, sí tú en serio quieres que sea tu fotógrafo no se discute más-Alejandro suspira y bebe otro trago de la tónica-Pero sólo si tú lo deseas.
-Desde el momento en que vi que eras fotógrafo.
Los dos amigos estrechan las manos sonriendo. Lucas se da por satisfecho aunque tiene otro asunto que proponerle, mucho más serio e importante que unas simples fotos.
-¿Qué es lo otro que tienes que decirme?-Alejandro sonríe curioso.
-En eso precisamente estaba pensando, en como decírtelo.
-Sin preámbulos.
-Quiero que seas el padrino de mi boda-Lucas, ríe histérico.
-¿Qué quieres qué?-Alejandro le cuesta asimilar lo que éste acaba de decirle.
-Lo que has oído Alex-el teléfono de Lucas empieza a sonar. Su rostro cambia de expresión y saca su cartera donde deja un billete de 5 euros sobre la mesa-Invito yo, pero ahora mismo tengo que marcharme, ha surgido un problema.
-Pero Lucas, no puedes irte ahora que me has soltado esto.
-Tú piénsatelo ¿vale? Cuando sepas la respuesta llámame a este número-Deja la tarjeta encima de la mesa y sale del local con un simple adiós.
Alejandro perplejo mira la tarjeta donde aparece la oficina donde trabaja y su número de teléfono. ¿Y ahora que hace? ¡Qué sea su padrino de boda! Eso es un disparate. Además de que ellos dos nunca han sido muy buenos amigos, siempre han tenido sus más y sus menos. Tiene que darle muchas vueltas a esa "oferta" tan extraña y sobre todo, volver a hablar con él para que le de una explicación sensata a todo aquel disparate.
Una camarera se acerca a su mesa donde sonriente recoge las copas y los generosos 5 euros. Alejandro no presta atención a las insinuadoras miradas que ésta le hecha y sigue contemplando la mesa, mientras intenta buscar sentido a todo lo sucedido.
Una joven sale del baño sonriente, hasta que levanta la mirada y se encuentra con él, sentado en una mesa próxima a la suya. ¿Cómo antes no se había dado cuenta de que él estaba allí? Siente que las piernas la fallan y que se va a desmayar, se apoya en la pared. La camarera que ha intentado filtear con Alejandro, contempla decepcionada desde la barra a aquel muchacho que sigue con la mirada perdida.
Julia se acerca a su mesa y recoge su chaqueta, sin mirar se choca en el camarero patoso de antes, al que pide disculpas y sale corriendo del local ante la curiosa mirada de los clientes.
Alejandro se gira de su silla y ve al camarero recogiendo la bandeja con los vasos rotos y toda la bebida escurriendo, maldice a aquella chica, que con un débil "lo siento" ha salido corriendo de la cafetería, Alex, la mira y la recuerda a Julia, a su amor de toda la vida. Sacude la cabeza, y se promete a si mismo, que tiene que empezar a olvidarla…

domingo, 6 de noviembre de 2011

Capítulo 7.

En un campo de golf a las afueras de la cuidad.

La bola blanca recorre el perímetro con gran velocidad, la bandera ondea con una suave brisa, y la hierba se baña de sol.

-Hoyo 10-Claudio choca la mano con su hijo y saca la bola de agujero.
-Al parecer hemos terminado ya-Alex guarda su palo de golf en la bolsa.

Padre e hijo comienzan a andar por el campo verde, Claudio se coloca bien la visera roja que ha cogido de recepción.

-¿Te apetece una cerveza?-Claudio entrega los palos en la recepción, y una tarjeta de plástico.
-Tengo hasta las dos para tomarme alguna que otra cerveza contigo-Alex se dirige hasta la cafetería del club de golf.
-Dos cervezas por favor-padre e hijo se sientan en la barra-Querrás saber porqué te he echo jugar al golf.
-Me gustaría saber la verdad.
-No es complicado, como sabrás Alejandro tengo ya una edad de pocos disgustos, y la mayor parte del tiempo me le paso pensando en muchas cosas, y por eso mismo te he citado hoy aquí-El camarero deposita dos cervezas en la barra-El negocio familiar se ha traspasado de generación en generación, es la única herencia que nos queda, y tú como bien sabes Marta desde el Congo poco podrá encargarse de ello. Tenemos dos opciones antes de que hables, o venderlo, o tú ser el heredero de ese negocio. Sé que tu pasión es la fotografía, pero de pequeño, el mundo de las editoriales no es tan desagradable, e incluso puedes compaginar los dos proyectos.
-Papá, ¿me estás dando tu empresa?-Alex bebe un sorbo de su vaso-Es una oferta que tengo que pensarla.
-Claramente hijo, no te estoy pediendo que firmes los papeles ahora mismo, pero si que lo pienses.
-¿Y qué haría con mi estudio fotográfico? Ahora el proyecto en el que estoy trabajando marcha bien, y tengo esta semana varias sesiones de fotos.
-Alejandro, si eres un buen hombre de negocios, sabrás que hacer con los dos empleos.
-Es algo que tengo que pensar-Alejandro deja su jarra de cerveza en la mesa y mira hacía el campo de golf- Aún no sé mi respuesta.
-Claro hijo, tienes tiempo aún, hasta septiembre no tengo prisa, que es cuando me llega la prejubilación.

Padre se hijo se miran, uno con los ojos rebosante de esperanza, el otro con dudas sobre su futuro.


En una cafetería del centro de la ciudad, una muchacha espera su café.

Julia teclea en su BlackBerry un e-mail para su mejor amiga. Es lo único que hecha de menos de esa cuidad. Ojala que pudiera venirse algún día y hacerla compañía en aquel triste loft.

La puerta del local se abre con un grave ruido. Entra una mujer con el pelo recogido en una coleta alta, viste un traje azul marino compuesto con una americana y una falda por las rodillas; se acerca a la barra donde pide un capuchino. Julia la observa detenidamente a aquella chica que mira distraídamente la televisión; se inclina hacía la derecha de su asiento y distingue sus rasgos. Esa nariz puntiaguda, esa tez morena, ese pelo rubio, con las raíces castañas, sí, parecía ser ella. Julia bebe de su taza y se levanta hacía la barra para pagar su consumición. Se muerde el labio dudosa, entonces aquella muchacha se gira hacia el camarero que la llama por su nombre; "Esther".
Julia se acerca a ella y posa su mano derecha encima del hombre izquierdo de ella.

-¿Esther?-Julia sonríe.
-Así me llaman-Esther no mira quien la llama y termina de guardar los billetes en su cartera-No voy a hacer declaración alguna sobre la boda, si es por lo que me quiere preguntar.
-¿Boda? ¡Oh no!-Julia estalla en carcajadas-¿No me reconoces?
-¿Disculpa?-Esther levanta la cabeza con el ceño fruncido y observa a aquella muchacha de pelo moreno, algo pálida, más mayor, auque conservando en esa sonrisa la niñez y ojos verdes, rodeados de alguna arruga del cansancio, pero con la misma dulzura. Como una ráfaga de viento, su parecido se asemeja al de su amiga Julia-¿Julia?
-La misma-Julia vuelve a reír-¿Quién creías que era?
-¡Oh dios, es imposible que hayas vuelto!-Esther abraza a su amiga y sonríe con lágrimas en los ojos; tras unos segundos, las amigas se separan observándose-¿Cuándo has vuelto?
-Hace dos meses, y estoy instalada en un loft del centro-Julia se alisa su camisa blanca.
-¿Porqué no tomamos algo juntas y me cuentas todo?

Las dos amigas cómplices sonríen y se sientan en una mesa cercana. Esther pregunta curiosa por todas sus hazañas en Inglaterra y por su familia. Julia omite el detalle de la enfermedad de su madre, odia que se compadezcan de ella ante problemas como estos.

-¡Guau! La última vez que te vi tenías poco pecho y pecas-Julia se ríe.
-Bueno, digamos que el pecho si que me le aumente-Esther carcajea y se encoge de hombros-Siempre quise tener una buena talla de pecho.
-Te ha debido de costar una fortuna considerable.
-Nada que no pueda pagar Julia, ya sabes que mis caprichos solo se cumplen si puedo con ellos.
-Aún así gratis no han debido de salir-Julia frunce el entrecejo-¿O sí?
-Es un detalle muy morboso, pero por ser tú, te lo cuento, hace dos años, estaba saliendo con un cirujano estético, y le conté en pequeño complejo que tenía con mis pechos, así que él se ofreció a operarme gratis.
-Eres de lo que no hay-Las dos amigas estallan en carcajadas, provocando que toda la cafetería las mire-¿Y qué fue de él?
-Duramos medio año más juntos, hasta que me enteré de que tenía una amante en Nueva York y de hay venía tanto viaje, así que, me quede con mis pechos gratis y con el dupléx en el que vivíamos-Las dos amigas vuelven a reír, Esther observa a Julia-¿Y tú? ¿Has vuelto a rehacer tu vida?
-Estoy soltera, si es por lo que preguntas. No he tenido mucho tiempo para romances, para mí el amor es un universo paralelo.
-¿Tampoco has sabido nada de Alejandro?
-De Alejandro no, pero de Lucas sí, cuando llegué allí a los pocos meses, apareció Lucas pidiéndome perdón, e incluso mantener una relación a distancia, pero mi decisión ya estaba clara, nunca volvería con él.
-¿En serio? Los traías locos cuando éramos pequeñas.
-Bueno, las modas se pasan ¿no?

Las dos amigas conversan entretenidas y riendo, mientras que alguien las observa en una mesa contigua, sus ojos grises se posan en la muchacha de la coleta, y sonríe cubriendo sus mejillas con el periódico.

martes, 13 de septiembre de 2011

Capítulo 6.

Los días trascurren hasta el sábado. El despertador despierta a Alejandro, suspira y se levanta. Anoche se durmió a las 3 de la mañana, estuvo avanzando en sus proyectos fotográficos. Jul descansa aún en su cesto de mimbre. Alex sube la persiana y abre las ventanas, para ser tan sólo las 8 de la mañana a fuera la brisa ya es calurosa. Un Junio caluroso al parecer.
Baja a la cocina donde se prepara un café para terminar de despertarse. Mientras piensa en el día que tiene por delante, jugar un partido de golf con su padre, comida con su gran amigo Julián y después había quedado con Lucas, bueno, había sido él quien había decidido quedar por Alex.
Sin demorarse más, apura su café y sube a prepararse.

Aparca el coche Audi TT a la sombra, y se baja de él. A lo lejos ve que el Land Rover de su padre ya está aparcado en su sitio de siempre. Entra a la recepción donde su padre ya está esperándolo.

-Buenos días Alejandro-su padre le da un abrazo chocando la palma de su mano izquierda con la espalda de su hijo.
-Buenos días papá- Alex se coloca bien el polo blanco que ha elegido para hoy.
-Por favor, déme los palos que están encargados a nombre de Claudio Montalvo- su padre se dirige a uno de los recepcionistas.
-Su pista es la 14, y tienen el coche en la puerta.
-¿De qué tenías que hablarme?-Alex coge el saco con los palos y los dos salen de allí.
-Todo a su tiempo Alejandro-Su padre sonríe jovialmente.

Mientras tanto, en un loft en el centro de la cuidad, alguien despierta también.

El teléfono vibra en el fondo del bolso. Julia se levanta del sofá donde ha dormido toda la noche, en la pantalla de su BlackBerry aparece el nombre de su madre, ¿Contestar o Ignorar? Pulsa ignorar. No tiene suficiente cabeza como para aguantar a su madre y sus charlas sobre la distancia y su familia.
Anda descalza por la moqueta hacia la cocina, donde se sirve una taza de café. A fuera el día se ha presentado soleado, y al parecer caluroso, la tostadora pita, y hace saltar las dos tostadas recientes. Mientras desayuna se acuerda de las múltiples conversaciones que tuvo con "Fuck_u69" en las que discutían sobre la importancia del desayuno.

*Inglesita, no todo está perdido dice:
-Venga, aquí desayunamos más cosas aparte de un mustió café.
*Realidad todos los días dice:
-Puedo sobrevivir sin un zumo, huevos fritos y bacón.
*Inglesita dice:
-Se te olvida las tostadas con aceite.
*Realidad todos los días dice:
¿En serio coméis todo eso todos los días? Dan unas ganas impresionantes de vomitar de pensarlo.
*Inglesita, no todo está perdido dice:
Al principio me costo, no te lo niego, pero luego es todo hacerse a la idea.
Realidad todos los días dice:
Cuando vengas aquí, quiero conocer uno de esos desayunos tan famosos.
*Inglesita, no todo está perdido dice:
Eso está hecho, pero a cambio quiero una noche de fiesta por toda la ciudad, hace tiempo que no siento la noche española en mi cuerpo.
*Realidad todos los días dice:
Trato hecho.

Julia mira su café aguado y sus tostadas sin mantequilla y sonríe, sí posiblemente esté ya acostumbrándose a desayunar poco. El teléfono vuelve a vibrar y deja la taza en la encimera y contesta.

-¿Sí?
-Por fin Julia, te he llamado aproximadamente cinco veces-su madre suspira al otro lado del teléfono.
-Mamá tampoco es para exagerar, tan solo me acabo de levantar y no me apetecía hablar con nadie.
-¿No tienes que trabajar hoy?
-Pues no, hoy descanso, en la universidad hoy no hago falta.
-Entonces podrías venir a una comida con nosotros.
-Tengo cosas que hacer, aún tengo que amueblar el loft.
-¿Sabes que hace tres días que no se te ve el pelo? Tu padre quiere verte y hoy vendrán incluso tus cuñados con tus hermanas, haz un poder.
-¿Sabes que tengo que rehacer mi vida mamá? No puedo estar pendiente de toda mi familia, todos los días, algún día lo necesito para mí, para mis cosas, para darme un respiro y acostumbrarme a todo esto, otra vez.
-¡Pero también tienes familia aquí que quiere verte!
-Si tanto quieren verme mamá que vengan a mi casa, que saben de sobra donde es.

Julia cuelga el teléfono sin dar tiempo a contestar a su madre. Recoge el desayuno casi intacto y se tumba en el sofá, mira el portátil, que lleva toda la noche encendido, en MSN está vacío, tan sólo están conectados cuatro alumnos de la facultad, los cuales la ignoran, como ella a ellos, suspira, y recoge todos los papeles y cartones de la comida china de la cena de ayer. Decide que es ya el momento de recoger toda la casa y darse una buena ducha.

En una calle repleta de transeúntes, algunos se hacen espacio a empujones.

Esther consigue llegar a la puerta giratoria del edificio, mientras mira su IPhone y toma un sorbo de su café. Se acerca aprisa a la recepcionista.

-Buenos días señorita Esther-la entrega una tarjeta.
-Buenos días Elena-Esther firma y pasa la tarjeta entregada por un lector-¿Ha llegado ya el director?
-Me ha dicho que la espera en su despacho, y que no se olvide el modelo de esta semana.

Esther suspira y sube por las escaleras corriendo, los tacones chocan con el mármol. Llega a su despacho, donde deja su bolso y el café en la mesa y busca en su caja fuerte los papeles hasta dar con el modelo de la portada de ese mes. Sale del despacho y recorre el pasillo hasta el final, hasta la puerta del despacho del director, respira hondo y toca con los nudillos en la fría puerta de cristal tintado.
Esther entra en el despacho, donde un tipo con bigote y de pelo canoso la observa a través de sus gafas. Esther deja los proyectos encima de la mesa y se sienta sin que el director la de permiso.

-¿Tienes todos los diseños?-el hombre abre la carpeta y observa cada uno de ellos.
-Sólo falta uno por terminar-Esther saca de otra carpeta un diseño aún por finalizar.
-¿Está aún sin terminar?-El hombre la observa y se quita las gafas- Te seré sincero, la revista está a punto de ser lanzada al mercado y necesitamos una portada en cuanto sea, así que elegiré entras cinco que has echo, pero Esther me esperaba un trabajo mucho más elaborado que este. Estos diseños los puedo hacer yo también si me lo propongo, esperaba que esta portada sería mucho más atrayente que la de los meses anteriores, pero veo que vas decayendo cada mes un poco más, y quiero arreglar eso.
-Don Andrés puedo prometerle que he estado trabajando en estas portadas más de lo que usted se piensa...
-Y no dudo de eso, pero son de baja calidad, y este mes tienes aún una por terminar, ¿qué será el siguiente?
-Anoche no pude hacer más que terminar las otras cinco, y esta mañana madrugué para terminar pero no me dio tiempo suficiente... Si me diera otra oportunidad y no me despidiera le prometo que no volvería a ocurrir.
-¡No te voy a despedir Esther! Eres de las mejores empleadas que tengo en esta revista, y como al parecer estás teniendo una temporada floja, he contratado un ayudante para ti. No es que tenga un nivel más alto como el tuyo, pero podrá ayudarte aportando alguna idea nueva y haréis las portadas ambos-El director pulsa un botón del contestador-Elena que suba por favor el nuevo empleado.
-¿En serio cree que un ayudante hará que me refresque la memoria?-Esther se levanta de la silla y recoge los bocetos.
-Esperemos que sea así y que pronto volvamos a tener aquí a nuestra antigua Esther.

Justo en el ese momento un ligero toque de nudillos interrumpe la conversación, la puerta de cristal se abre lentamente y allí aparece el ayudante de Esther, un muchacho con el casco debajo de su brazo y con una sonrisa de perlas blancas, unos ojos grises electrizantes y una tez morena de la propia playa, su nariz es perfecta y sus labios finos. El muchacho viste pantalones vaqueros ajustados y una camiseta negra de licra pegada al cuerpo, remarcando sus músculos.

-Esther te presento a Ricardo, tu ayudante en los próximos meses-Esther le observa con una mirada divertida y le sonríe desde la mesa.
-Encantado-Ricardo estrecha la mano con su jefa en los próximos meses y observa su grandiosa belleza, nunca la había visto antes, más mayor que él, aunque por pocos años y con unos ojos miel profundos.
-Al parecer congeniaréis bien en vuestro trabajo, Esther por favor, enséñale todos los lugares de esta revista y vuestro despacho.

Los dos jóvenes salen del despacho del director y andan por el pasillo, todas las miradas se posan en él. Esther se acerca a una joven que los observa pícaramente.

-Necesito una mesa y una silla nuevas para mi despacho, hazlo saber a recepción.
-Como mande señorita.
-¿Y el resto no tiene nada que hacer? Hay que sacar el número de este mes, y al parecer hay algunas secciones que no están terminadas ¿verdad?-Esther clava los tacones al andar entre los empleados y después gira sobre si misma y contempla a Ricardo que la mira con una sonrisa satisfecha-Por favor, sígame hasta mi despacho.

La pareja termina el pasillo y llega hasta su puerta, donde mete la llave y entra. El despacho está recogido y en la penumbra. Los papeles están apilados en carpetas encima del escritorio y un portátil está apagado.

-Bueno, este será tu despacho durante los meses que estés aquí-Esther se sienta en su silla y enciende el ordenador sacando papeles de carpetas azules.
-¿Dónde dejo mis cosas?-Ricardo busca un sofá o una silla libre.
-Al lado de la puerta tienes un perchero o a la izquierda tienes un sofá donde dejarlo también-Esther teclea en su portátil y enciende la luz del flexo.
-¿Sabes que los estores pueden subirse y tú puedes tener luz natural? Así no forzarás la vista.
-¿Y sabes que a mí me gusta trabajar en penumbra?-Esther le observa-Siéntate por favor-Ricardo obedece y se sienta en una silla enfrente de su jefa-Aquí trabajamos bajo mis ordenes, soy yo la encargada de todos vosotros, para algo tengo un despacho para mi sola. Sólo existe una persona que manda sobre mí, y es el señor Andrés. Todo paso que des en tus progresos como diseñador de publicidad, o lo que seas, tienes que consultármelo a mi, si necesitas ayuda, puedes recurrir a mi, o algún compañero, pero si la fastidiáis yo no quiero saber nada, pasará a asunto de el director, si quieres convivir en esta oficina, no me molestes con tonterías y acata toda orden que te de un superior, y ante todo, odio que me hagan la pelota. ¿Alguna duda?
-¿Qué consecuencias existen si yo no quiero acatar alguna orden?
-Obviamente el despido asegurado-Esther sonríe y estira su mano, Ricardo la estrecha con ella y los dos sonríen-Bienvenido a bordo Ricardo.

martes, 9 de agosto de 2011

Capítulo 5.

Capítulo 5.

Aparca la moto en la entrada de aquel chalet tan grande. El jardín de la entrada está replantado y cuidado. Seguramente trabajo realizado por sus padres. Se acerca a la puerta, donde da unos ligeros toques con los nudillos. Poco tarda en abrirse la puerta. Un hombre canoso, con arrugas alrededor de sus ojos azules sonríe cariñosamente. Alex, abraza a su padre y entra en su antigua casa.

-¿Qué tal estás papá?
-Estupendo, estoy en el jardín preparando la barbacoa, mientras tu madre y tu hermana están en la piscina.
-¡Pero si es aún principios de Junio!
-Ya lo sabes, ellas no se pierden ni un sólo rayo de sol ¿Quieres una cerveza?
-Pásame una - Alex deja el casco en la mesa de la entrada y se dirige a la cocina donde su padre está sacando la cerveza.
-Hace tiempo que no disfrutamos tú y yo de un día solos ¿no crees?
-Puede ser -da un trago del botellín.
-¿Qué te parece un partido de golf el sábado tú y yo solos?
-Suena interesante.
-Tengo que proponerte un asunto.

Alex observa a su cansado padre, éste le contempla y después le dedica una sonrisa como él solo sabe. Antes de que pudiera replicar aparece por la puerta su madre.

-¡Oh Alex cariño! Ya has llegado -su madre lo besa las mejillas dulcemente -¿Cuándo comeremos?
-Pronto, Alex ahora me ayudará con esas chuletas.
-No las quiero comer quemadas, así que caballeros, manos a la obra, o a las chuletas.

Con un dulce giro sobre sus pies, Belén, desaparece de la cocina riéndose, risas alegres a las que se une su hijo y su marido.

Tan sólo a unos cuantos kilómetros, en un dupléx alguien observa papeles encima de su mesa.

En su mano tan sólo sostiene una copa de vino tinto. Degusta en su paladar el sabor amargo y dulce mezclado. Decide sentarse a ver todos los gastos. Encoge las piernas en cruz y coge los papeles de las facturas.
Sí, ese bolso de Prada no le sirvió de mucho al final. Mira otro papel, donde esos zapatos de Dior tampoco los usa mucho. Caprichos y más caprichos todos los días. Y su cuenta bancaria empieza a temblar cada día más. Este será el último mes que derrochará dinero indebidamente.
Mira el reloj que marca las 2 de la tarde, en menos de 10 minutos su novio volverá del trabajo, y no tiene porque ver todas esas facturas. Guarda todos los papeles en una carpeta al fondo de una estantería. Allí Iván no mirará.
Esther decide terminar de arreglar la ensalada. Sin saber porqué, a su mente llega el mensaje que dejo a Alejandro en el contestador de su teléfono ¿lo habrá escuchado? La verdad, es que, desde que estaba con Iván todo la iba genial, y era feliz, pero esta mañana cuando le vio en la puerta del "Coffe&Latte" los recuerdos la volvieron a invadir. No sabía que él había vuelto aquí. Seguía igual que el día que termino con él, igual de hermoso.
La puerta la sobresalta, y coge un trapo para secarse las manos mojadas. En la entrada está Iván dejando las llaves en la cómoda y con su maletín de cuero marrón que ella misma le había regalado hacía poco.
-Hola cielo-Iván la besa fugazmente en los labios y se dirige a la habitación.
-¿Qué tal la mañana?-Esther deja el trapo en una de las sillas y le observa quitarse los zapatos.
-Como siempre Esther, papeleó, alguna reunión que otra. Nada que no ocurra todos los días.
-¿Esta tarde saldrás pronto?
-Supongo, hoy no había mucho trabajo, y varios empleados me han pedido la tarde-Iván se quita la chaqueta de la americana y también la corbata azul marina-¿Qué hay de comida?
-Una ensalada fresquita.
-Perfecto, porque tengo muchísimo calor ahora mismo, vete a terminarla.

Esther sale de su habitación y se dirige a la cocina donde termina de poner la mesa y de hacer la ensalada. Mira por la ventana y a la mente la llega una antigua canción que siempre escuchaba su padre "Love Me Tender" Iván, tiene muchos fallos, pero con él es feliz, a su forma. Oye a Iván a venir por el pasillo quejándose.

-Deberías quitar esa planta que has comprado, no hago más que tropezarme con ella.
-Ten más cuidado-Esther deja encima de la mesa un plato de ensalada.
-No tengo porque tenerlo, cámbiala de sitio, además esta casa es tan tuya como mía no lo olvides cielo.

Esther sonríe y se sienta con la persona que un día la cautivo.

En un loft en el centro de la ciudad.

Julia se sienta en el sofá y vuelve a revisar el MSN, efectivamente, "Fucku69" se había desconectado nada más esta abrirle conversación.
¿Pero que le pasaba a ese chaval? Tan sólo había llegado 15 minutos tarde, y tenía una explicación para él.
Se tumba en el sofá y respira hondo. Tampoco es que fuera alguien del cual estuviera enamorada, sí, le tenía cariño y habían compartido mucho, hoy incluso podrían haber formado una bonita amistad. Exacto, una amistad.
¿A quién pretendía engañar? Ese chico había rozado su pequeño corazón cada día, al igual que hizo Alex de jóvenes.
Se levanta del sofá y se dirige a una de las cajas aún sin abrir, dentro contiene un gran álbum de fotografías de su juventud. Está rebosante de fotografías en las que estaba con él. Cada página tiene apuntada una nueva fecha. Se para a mirar una de las fotos. En un estanque. Pero uno especial. Y sin darse cuenta vuelve a viajar a sus recuerdos.

Los dos paseaban de la mano sonriendo. Hacía tan sólo unas horas él le había confesado que la amaba. Y ella había renunciado a la beca que le habían ofrecido. Todo había ocurrido muy deprisa pero no se arrepentía de ello. Alejandro balancea sus manos entrelazadas y solamente sonríe.
Los dos, se paran en un pequeño estanque lleno de cisnes, blancos y hermosos. Se sientan juntos.
-Estás preciosa ¿sabes?-Él la aparta un mechón de su frente que tapa parte de sus ojos verdes.
-Me haces sentirme preciosa Alejandro-los dos sonríen y se funden en un beso, un beso mágico y perfecto. De película.
-Quiero proponerte algo. Pero para eso tienes que cerrar los ojos.
-De acuerdo-Julia cierra los ojos y espera sonriendo aún. Oye a Alex hacer un que otro ruido, y empieza a reírse-¿Todavía tengo que tenerlos cerrados?
-Puedes abrirlos ya.
¿Ya?-Sin esperar contestación alguna abre sus ojos, y allí está su novio, con un tallo de una flora en forma de anillo, y la flor en la otra mano. Sonríe y sus mejillas están bañadas de vergüenza-¿Qué es esto?
-Es un anillo, echo deprisa y sin cuidado, pero en el fondo un anillo-Sonríe y la mira, entonces descubre que está seguro de su proposición- Julia Gómez, ¿quieres prometerme que en un futuro nos casaremos juntos?

Julia le mira y siente su corazón paralizado, esta proposición es como comprometerse, como ser la prometida de alguien. Mira el anillo y después a él, tan solo tienen 17 años y ya piensan en un futuro juntos, ¡en casarse incluso! Sus ojos la prometen fidelidad, una sincera fidelidad y amor por mucho tiempo, entonces descubre su respuesta.

-Sí, si quiero Alejandro Montalvo. Quiero casarme contigo dentro de unos cuantos años. ¡Oh dios! estoy comprometida.
-Estamos-rectifica Alejandro. Julia sonríe y se lanza al cuello de su novio, besándolo con una nueva pasión descubierta. Justo, en ese momento, todos los cisnes echan a volar, y alguien que pasa por allí fotografío la escena.

Después de varios años, Julia guardaba el anillo, los pétalos secos y la fotografía con la fecha.