Novedades.

Novedades.



¡Hola amigos lectores!

Sé que llevo muchísimo tiempo sin escribir y sin dar señales de vida. Pero estoy terminando segundo de bachillerato y preparándome para selectividad.
¡No me matéis! Espero que esteis igual de deseoso que yo para conocer que ocurrirá en el próximo capítulo.
¿Al final se van a reencontrar todos, o Julia podrá evitarlo? Si quieres saber que ocurre, aguarda medio mes, y tendrás todas las novedades de los personajes.
Dentro de poco, quisiera añadir unas encuestas en las que vosotros decidáis que podrá ocurrir dejando algunas de mis ideas. Si cumplo mi sueño es gracias a vosotros.
También renovaré la lista de música, mientras tanto, sigue estando las canciones que me inspiran.
Y añadiré descripciones de los personajes, espero que se adapten a vuestros gustos.
Sin más, me voy a seguir estudiando, deseadme suerte corazones:)

Besitos. A.



martes, 3 de enero de 2012

Capítulo 9.

Julia cierra la puerta tras de sí. Respira entrecortadamente, el corazón la late a mil por hora, y siente que se va a marear, deja el bolso y las llaves en la cómoda de la entrada y se sienta en el sofá. La respiración ahora es más regular y siente que las piernas la tiemblan. Será mejor tranquilizarse y pensar las cosas con calma. ¿Estaba segura de que era él? Su cabeza da vueltas, Julia se tumba en el sofá y cierra los ojos. Entonces revive el momento, le ve allí sentado mirando a la mesa con expresión de duda, la camarera se acerca y es entontes cuando ve su rostro. Alejandro sigue viviendo aquí. Una lágrima se escapa de los ojos verdes de Julia. Tiene que saber si sigue viviendo aquí o si solo está de pasada. Tenía entendido que ahora vivía en Barcelona.
Se levanta del sofá, y coge las llaves y el bolso. La única forma de comprobarlo es volviendo a su antigua casa.
Julia baja por las escaleras hacía el garaje donde guarda su coche. Saca las llaves del bolso y pulsa la tecla encendiendo las luces del todoterreno.
Curvas y curvas, en la radio suena el último éxito de Avril Lavinge “Wish you were here” juega con su memoria, y recuerda esa carretera que tantas veces recorrió.
Aparca en doble fila y se baja del coche, anda decidida hacía el portal, entra en él donde se encuentra, donde están dos jóvenes fumando un cigarro, la miran con indiferencia y siguen comentando la sesión de fotos que acaban de hacerse. Julia se acerca a los buzones donde el nombre de sus padres ya no aparece, y tampoco el de la familia de Alejandro, pero ahora aparece una placa de bronce que reza “estudio fotográfico” busca con sus ojos verdes su nombre, pero no aparece. Las otras dos jóvenes, se percatan de sus movimientos y la observan. Julia sube las escaleras hasta el 4º, allí sólo hay dos puertas, se dirige a la izquierda, y comprueba que encima del timbre hay también otro cartel que indica que lo que un día fue una casa, ahora es un estudio fotográfico. Se arma de valor y pulsa el timbre, el que sigue guardando el mismo sonido que el último día.
Una joven, con un vestido de manga corta, estampado, la abre la puerta, su flequillo recto tapa sus ojos, aunque su rostro es ovalado, una sonrisa blanca como las perlas, la recibe calidamente.
-Pase por favor-la joven abre la puerta del todo y anda hasta el final de la casa, Julia entra detrás de ella observando todos los cambios -¿Tenías cita?
-¿Disculpa?-Julia la mira-No, tiene gracia pero he venido buscando algo.
-¿Eres de la policía?-La joven se levanta de la mesa y mira a Julia- Mira es la sexta vez que venís en la semana, y no sé como decir que no fuimos nosotros quien dimos esas fotos a la prensa. Si lee el letrero esto es un estudio fotográfico no un despacho de una revista de moda.
-No, no, se está equivocando, no soy de la policía y no sé nada de esas fotografías de las que me está hablando-Julia sonríe y se pasa la mano por su moño deshecho-Yo tan sólo quería ver si seguía aquí viviendo el mismo dueño que hace un par de años.
-Aquí llevo trabajando 1 año, no sé quien ha podido ser el anterior dueño, mi jefe nunca ha hablado de los antiguos dueños-la joven sonríe jovialmente y se sienta en su escritorio-Aunque si está buscando a esa persona puedo darle el número de teléfono de mi jefe o también puedo concertar una cita con él.
-No hace falta-Julia suspira-Hay cosas que se deben de quedar en el pasado.

Julia sonríe y anda despacio hacía la puerta, observando todo lo que la rodea, una de las paredes capta la atención de ésta; la pared está forrada de fotografías, y diapositivas, salvo una, todas son del mismo tamaño. Julia se acerca a la pared y observa esa fotografía.
El corazón se la encoge, y por un instante parece que no late. Julia pestañea y vuelve a mirar la imagen, la cual no ha cambiado: Un estanque lleno de cisnes y una pareja en el fondo.

Siente que el cuerpo la falla y su mirada por un instante se nubla, en su memoria miles de explicaciones la inundan pero ninguna es la acertada. Sale del estudio deprisa y se monta en su todoterreno, desearía no haber entrado en aquel lugar, o no haber vuelto de Inglaterra.

Una moto aparca en la puerta, es una Vespa antigua. Un joven se apea de ella y entra en el portal, dos muchachas fuman conversando entre ellas, el joven las saluda y sube por las escaleras hasta el cuarto piso. El estudio se encuentra igual que hacía una hora, la secretaria está escribiendo en su portátil distraída sin darse cuenta de que alguien ha llegado.

-Mónica, ¿ha venido alguien en mi ausencia?-La secretaría se pone en pie y revisa su agenda en busca de algo apuntado.
-Ha terminado ya la sesión de fotos de aquellas dos chicas y la siguiente cita es dentro de 5 minutos-Mónica recuerda a la muchacha de ojos verdes que hacía un momento se había marchado-Alejandro, ha venido una joven preguntando el paradero de los antiguos dueños de esta casa.
-¿Cómo era?-Alejandro mira sus cartas distraído.
-Joven, de unos 24 años, pelo castaño y ojos verdes-Mónica intenta recordar su nombre-no me ha dado su nombre pero ha insistido en saber donde estaban los antiguos dueños.
-¿Ojos verdes?-Alejandro observa a su secretaría y el corazón bombea con más rapidez-¿Y no te ha dicho como se llamaba?
-No, tan sólo ha preguntado eso, y ha dicho “que hay cosas que deben quedarse en el pasado”-El teléfono comienza a sonar y Mónica lo coge, asiente varias veces, mientras que Alejandro se ha quedado con la mirada fija en una foto de una de las paredes, la última vez que oyó esa frase fue con Julia, Mónica observa a su jefe, y cuelga el teléfono-La cita que tenía ahora ha sido cancelada.
-De acuerdo-Alejandro sigue mirando la fotografía.
-¡Ah! Aquella chica también se ha quedado observando esa fotografía del estanque y después ha salido corriendo de aquí, un poco extraño ¿no cree?

Y en ese momento el corazón de Alejandro da un vuelco, y se siente como si tuviera 5 años menos.

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