Novedades.

Novedades.



¡Hola amigos lectores!

Sé que llevo muchísimo tiempo sin escribir y sin dar señales de vida. Pero estoy terminando segundo de bachillerato y preparándome para selectividad.
¡No me matéis! Espero que esteis igual de deseoso que yo para conocer que ocurrirá en el próximo capítulo.
¿Al final se van a reencontrar todos, o Julia podrá evitarlo? Si quieres saber que ocurre, aguarda medio mes, y tendrás todas las novedades de los personajes.
Dentro de poco, quisiera añadir unas encuestas en las que vosotros decidáis que podrá ocurrir dejando algunas de mis ideas. Si cumplo mi sueño es gracias a vosotros.
También renovaré la lista de música, mientras tanto, sigue estando las canciones que me inspiran.
Y añadiré descripciones de los personajes, espero que se adapten a vuestros gustos.
Sin más, me voy a seguir estudiando, deseadme suerte corazones:)

Besitos. A.



viernes, 13 de enero de 2012

Capítulo 10.

Los lunes, siempre son los peores días del mundo, para los estudiantes, tienen que volver al instituto después de un fin de semana de alcohol y resaca, y para los adultos, deben ser puntuales en el trabajo.
Este lunes es diferente, son las ocho de la mañana cuando el despertador suena en toda la habitación. La luz entra por la ventana, con las cortinas tapando algunos rayos, estos, inciden sobre el rostro de la pareja, arrugando la frente de los dos a la vez.
Esther sin abrir los ojos, busca a tientas con su mano derecha el despertador que se encuentra en la mesilla de noche.
Iván, se inclina sobre Esther y la besa en la frente dulcemente, haciendo que ella sonría mientras consigue apagar el despertador.

-Me ducho primero-Iván sale de la habitación con el pelo revuelto de dormir, y ojeras alrededor de sus ojos marrones.

Esther se estira en el resto de la cama libre y abre los ojos sonriendo, que la despierten con un beso, no todas las mañanas ocurre, posiblemente si a los que de verdad están enamorados, que incluso tengan entre sabanas el desayuno reciente, pero ella, siempre ha vivido ajetreada, y pocas demostraciones de cariño por parte de Iván. Mientras esos pensamientos la rondan por la cabeza, el agua de la ducha empieza a caer, y él empieza a entonar una canción que no tiene sentido. Esther bosteza por última vez y se levanta de la cama, anda con paso decidido por el pasillo hasta llegar al otro cuarto de baño. Su rostro moreno, sin maquillar presenta un aspecto mucho más joven y más infantil.
Después de asearse, se viste con una blusa color Camel de tirantes atada a la espalda con una cremallera, y una falda recta de tubo, negra. Se pone unas sandalias también oscuras.
En la cocina se encuentra Iván con un café en la mano derecha y en la izquierda ojeando el periódico que el portero ha dejado expresamente en el felpudo.

-¡Mira cielo! Hay un viaje a Hawai a buen precio-Iván bebe de su café y señala la oferta-¿Cuándo coges vacaciones?
-No lo sé-Esther  se sirve mientras tanto un zumo y lo bebe evitando la mirada de su novio-Este año no sé si serán en agosto, con la nueva incorporación las vacaciones están alteradas.
-Pero tú deberías tener las vacaciones donde te corresponden todos los años, eres fija ¿no?
-Si, pero no tiene que ver, aún no lo sé Iván-Esther mira el reloj y se apura su zumo-¿Me llevas?
-Si, hasta las 10 y media no entro hoy-Iván recoge su maletín y su chaqueta y se dirige a la puerta.

Esther corre hasta el dormitorio donde coge su bolso y una chaqueta de punto muy fina. Antes de salir del cuarto se mira en el espejo, si, hoy se siente especialmente guapa, el pelo rubio que cae sobre sus hombros hace sus facciones mucho más dulces, mucho más juvenil. Lanza una sonrisa al espejo, el que la contempla salir de la habitación, una única sonrisa que lanzara al espejo, pues lo siguiente que verá solamente serán lágrimas.

No tan lejos de allí, en una oficina.

Lucas sale del ascensor bebiendo un café y contemplando las noticias principales del día. Se dirige por el pasillo que está lleno de mesas con ordenadores encendidos y en sus pantallas solamente predomina el menú de inicio y miles de post-it de todos los colores.
Una mujer baja, con unas gafas fosforitas sale al paso de Lucas, el cual la ignora distraído, y sigue con sus pensamientos. Ella la tiende el brazo con la palma abierta para recoger el maletín que él la da.

-Señor, hoy tiene la reunión con el grupo comercial, y también me he puesto en contacto con esa doctora tan importante… Julia Gómez.
-¿Ha concedido la entrevista?
-De eso quería hablarle señor…

Lucas la entrega el periódico también y se para al lado de una mesa donde cajas llenas de cartas y sobres aún tiene que ser repartidas a sus respectivos dueños.

-¿Lucas me ha oído? Tengo que decirte algo…
-¿Hoy no se reparte el correo?-Lucas grita y los empleados se dirigen a sus puestos correspondientes-¡oh no se preocupe Samantha! Julia es amiga mía, desde hace mucho tiempo, espero que sepa como ponerme en contacto con ella.
-Pero señor…
-Limítese a hacer lo que yo he dicho-Lucas arruga la frente y vuelve a mirar a los empleados-¿Hoy nadie trabaja?

Todos sin esperar ninguna frase más del director salen corriendo a sus puestos y por un momento parecen que todos están trabajando en algo muy importante. Lucas suspira insatisfecho y mira a su secretaría que se aleja cabizbaja a su mesa.

-Samantha espere, cambio de planes-Lucas anda con paso decidido a aquella menuda mujer-También quiero concertar cita con Esther Sánchez y Alejandro Montalvo. Si puede ser, para hoy.
-¿Reúno a los tres hoy, señor?-Samantha le observa por encima de sus gafas fosforitas, nunca entenderá los cambios de humor que tiene Lucas, pero sabe que todo cambio conlleva una explicación.
-¡Mejor!-Lucas abre la puerta del despacho sonriente-Reúnalos a la misma hora a los tres, en la misma sala.

Samantha asiente y se dirige a su escritorio, que está contiguo al de Lucas.
Primero llamará al más fácil de todos, Alejandro Montalvo, al parecer solamente es un fotógrafo de gran prestigio pero sin una agenda tan ajetreada. Sin embargo Esther es una gran publicista y Julia dejo claro que no se la volviera a molestar.
Samantha frunce el ceño disgustada ante los repentinos cambios de su jefe, al que adora, sabe que reunir a esas tres personas hoy, será totalmente difícil, pero lo peor de todo ello, es que presiente que no todo terminará bien.

martes, 3 de enero de 2012

Capítulo 9.

Julia cierra la puerta tras de sí. Respira entrecortadamente, el corazón la late a mil por hora, y siente que se va a marear, deja el bolso y las llaves en la cómoda de la entrada y se sienta en el sofá. La respiración ahora es más regular y siente que las piernas la tiemblan. Será mejor tranquilizarse y pensar las cosas con calma. ¿Estaba segura de que era él? Su cabeza da vueltas, Julia se tumba en el sofá y cierra los ojos. Entonces revive el momento, le ve allí sentado mirando a la mesa con expresión de duda, la camarera se acerca y es entontes cuando ve su rostro. Alejandro sigue viviendo aquí. Una lágrima se escapa de los ojos verdes de Julia. Tiene que saber si sigue viviendo aquí o si solo está de pasada. Tenía entendido que ahora vivía en Barcelona.
Se levanta del sofá, y coge las llaves y el bolso. La única forma de comprobarlo es volviendo a su antigua casa.
Julia baja por las escaleras hacía el garaje donde guarda su coche. Saca las llaves del bolso y pulsa la tecla encendiendo las luces del todoterreno.
Curvas y curvas, en la radio suena el último éxito de Avril Lavinge “Wish you were here” juega con su memoria, y recuerda esa carretera que tantas veces recorrió.
Aparca en doble fila y se baja del coche, anda decidida hacía el portal, entra en él donde se encuentra, donde están dos jóvenes fumando un cigarro, la miran con indiferencia y siguen comentando la sesión de fotos que acaban de hacerse. Julia se acerca a los buzones donde el nombre de sus padres ya no aparece, y tampoco el de la familia de Alejandro, pero ahora aparece una placa de bronce que reza “estudio fotográfico” busca con sus ojos verdes su nombre, pero no aparece. Las otras dos jóvenes, se percatan de sus movimientos y la observan. Julia sube las escaleras hasta el 4º, allí sólo hay dos puertas, se dirige a la izquierda, y comprueba que encima del timbre hay también otro cartel que indica que lo que un día fue una casa, ahora es un estudio fotográfico. Se arma de valor y pulsa el timbre, el que sigue guardando el mismo sonido que el último día.
Una joven, con un vestido de manga corta, estampado, la abre la puerta, su flequillo recto tapa sus ojos, aunque su rostro es ovalado, una sonrisa blanca como las perlas, la recibe calidamente.
-Pase por favor-la joven abre la puerta del todo y anda hasta el final de la casa, Julia entra detrás de ella observando todos los cambios -¿Tenías cita?
-¿Disculpa?-Julia la mira-No, tiene gracia pero he venido buscando algo.
-¿Eres de la policía?-La joven se levanta de la mesa y mira a Julia- Mira es la sexta vez que venís en la semana, y no sé como decir que no fuimos nosotros quien dimos esas fotos a la prensa. Si lee el letrero esto es un estudio fotográfico no un despacho de una revista de moda.
-No, no, se está equivocando, no soy de la policía y no sé nada de esas fotografías de las que me está hablando-Julia sonríe y se pasa la mano por su moño deshecho-Yo tan sólo quería ver si seguía aquí viviendo el mismo dueño que hace un par de años.
-Aquí llevo trabajando 1 año, no sé quien ha podido ser el anterior dueño, mi jefe nunca ha hablado de los antiguos dueños-la joven sonríe jovialmente y se sienta en su escritorio-Aunque si está buscando a esa persona puedo darle el número de teléfono de mi jefe o también puedo concertar una cita con él.
-No hace falta-Julia suspira-Hay cosas que se deben de quedar en el pasado.

Julia sonríe y anda despacio hacía la puerta, observando todo lo que la rodea, una de las paredes capta la atención de ésta; la pared está forrada de fotografías, y diapositivas, salvo una, todas son del mismo tamaño. Julia se acerca a la pared y observa esa fotografía.
El corazón se la encoge, y por un instante parece que no late. Julia pestañea y vuelve a mirar la imagen, la cual no ha cambiado: Un estanque lleno de cisnes y una pareja en el fondo.

Siente que el cuerpo la falla y su mirada por un instante se nubla, en su memoria miles de explicaciones la inundan pero ninguna es la acertada. Sale del estudio deprisa y se monta en su todoterreno, desearía no haber entrado en aquel lugar, o no haber vuelto de Inglaterra.

Una moto aparca en la puerta, es una Vespa antigua. Un joven se apea de ella y entra en el portal, dos muchachas fuman conversando entre ellas, el joven las saluda y sube por las escaleras hasta el cuarto piso. El estudio se encuentra igual que hacía una hora, la secretaria está escribiendo en su portátil distraída sin darse cuenta de que alguien ha llegado.

-Mónica, ¿ha venido alguien en mi ausencia?-La secretaría se pone en pie y revisa su agenda en busca de algo apuntado.
-Ha terminado ya la sesión de fotos de aquellas dos chicas y la siguiente cita es dentro de 5 minutos-Mónica recuerda a la muchacha de ojos verdes que hacía un momento se había marchado-Alejandro, ha venido una joven preguntando el paradero de los antiguos dueños de esta casa.
-¿Cómo era?-Alejandro mira sus cartas distraído.
-Joven, de unos 24 años, pelo castaño y ojos verdes-Mónica intenta recordar su nombre-no me ha dado su nombre pero ha insistido en saber donde estaban los antiguos dueños.
-¿Ojos verdes?-Alejandro observa a su secretaría y el corazón bombea con más rapidez-¿Y no te ha dicho como se llamaba?
-No, tan sólo ha preguntado eso, y ha dicho “que hay cosas que deben quedarse en el pasado”-El teléfono comienza a sonar y Mónica lo coge, asiente varias veces, mientras que Alejandro se ha quedado con la mirada fija en una foto de una de las paredes, la última vez que oyó esa frase fue con Julia, Mónica observa a su jefe, y cuelga el teléfono-La cita que tenía ahora ha sido cancelada.
-De acuerdo-Alejandro sigue mirando la fotografía.
-¡Ah! Aquella chica también se ha quedado observando esa fotografía del estanque y después ha salido corriendo de aquí, un poco extraño ¿no cree?

Y en ese momento el corazón de Alejandro da un vuelco, y se siente como si tuviera 5 años menos.