Novedades.

Novedades.



¡Hola amigos lectores!

Sé que llevo muchísimo tiempo sin escribir y sin dar señales de vida. Pero estoy terminando segundo de bachillerato y preparándome para selectividad.
¡No me matéis! Espero que esteis igual de deseoso que yo para conocer que ocurrirá en el próximo capítulo.
¿Al final se van a reencontrar todos, o Julia podrá evitarlo? Si quieres saber que ocurre, aguarda medio mes, y tendrás todas las novedades de los personajes.
Dentro de poco, quisiera añadir unas encuestas en las que vosotros decidáis que podrá ocurrir dejando algunas de mis ideas. Si cumplo mi sueño es gracias a vosotros.
También renovaré la lista de música, mientras tanto, sigue estando las canciones que me inspiran.
Y añadiré descripciones de los personajes, espero que se adapten a vuestros gustos.
Sin más, me voy a seguir estudiando, deseadme suerte corazones:)

Besitos. A.



martes, 9 de agosto de 2011

Capítulo 5.

Capítulo 5.

Aparca la moto en la entrada de aquel chalet tan grande. El jardín de la entrada está replantado y cuidado. Seguramente trabajo realizado por sus padres. Se acerca a la puerta, donde da unos ligeros toques con los nudillos. Poco tarda en abrirse la puerta. Un hombre canoso, con arrugas alrededor de sus ojos azules sonríe cariñosamente. Alex, abraza a su padre y entra en su antigua casa.

-¿Qué tal estás papá?
-Estupendo, estoy en el jardín preparando la barbacoa, mientras tu madre y tu hermana están en la piscina.
-¡Pero si es aún principios de Junio!
-Ya lo sabes, ellas no se pierden ni un sólo rayo de sol ¿Quieres una cerveza?
-Pásame una - Alex deja el casco en la mesa de la entrada y se dirige a la cocina donde su padre está sacando la cerveza.
-Hace tiempo que no disfrutamos tú y yo de un día solos ¿no crees?
-Puede ser -da un trago del botellín.
-¿Qué te parece un partido de golf el sábado tú y yo solos?
-Suena interesante.
-Tengo que proponerte un asunto.

Alex observa a su cansado padre, éste le contempla y después le dedica una sonrisa como él solo sabe. Antes de que pudiera replicar aparece por la puerta su madre.

-¡Oh Alex cariño! Ya has llegado -su madre lo besa las mejillas dulcemente -¿Cuándo comeremos?
-Pronto, Alex ahora me ayudará con esas chuletas.
-No las quiero comer quemadas, así que caballeros, manos a la obra, o a las chuletas.

Con un dulce giro sobre sus pies, Belén, desaparece de la cocina riéndose, risas alegres a las que se une su hijo y su marido.

Tan sólo a unos cuantos kilómetros, en un dupléx alguien observa papeles encima de su mesa.

En su mano tan sólo sostiene una copa de vino tinto. Degusta en su paladar el sabor amargo y dulce mezclado. Decide sentarse a ver todos los gastos. Encoge las piernas en cruz y coge los papeles de las facturas.
Sí, ese bolso de Prada no le sirvió de mucho al final. Mira otro papel, donde esos zapatos de Dior tampoco los usa mucho. Caprichos y más caprichos todos los días. Y su cuenta bancaria empieza a temblar cada día más. Este será el último mes que derrochará dinero indebidamente.
Mira el reloj que marca las 2 de la tarde, en menos de 10 minutos su novio volverá del trabajo, y no tiene porque ver todas esas facturas. Guarda todos los papeles en una carpeta al fondo de una estantería. Allí Iván no mirará.
Esther decide terminar de arreglar la ensalada. Sin saber porqué, a su mente llega el mensaje que dejo a Alejandro en el contestador de su teléfono ¿lo habrá escuchado? La verdad, es que, desde que estaba con Iván todo la iba genial, y era feliz, pero esta mañana cuando le vio en la puerta del "Coffe&Latte" los recuerdos la volvieron a invadir. No sabía que él había vuelto aquí. Seguía igual que el día que termino con él, igual de hermoso.
La puerta la sobresalta, y coge un trapo para secarse las manos mojadas. En la entrada está Iván dejando las llaves en la cómoda y con su maletín de cuero marrón que ella misma le había regalado hacía poco.
-Hola cielo-Iván la besa fugazmente en los labios y se dirige a la habitación.
-¿Qué tal la mañana?-Esther deja el trapo en una de las sillas y le observa quitarse los zapatos.
-Como siempre Esther, papeleó, alguna reunión que otra. Nada que no ocurra todos los días.
-¿Esta tarde saldrás pronto?
-Supongo, hoy no había mucho trabajo, y varios empleados me han pedido la tarde-Iván se quita la chaqueta de la americana y también la corbata azul marina-¿Qué hay de comida?
-Una ensalada fresquita.
-Perfecto, porque tengo muchísimo calor ahora mismo, vete a terminarla.

Esther sale de su habitación y se dirige a la cocina donde termina de poner la mesa y de hacer la ensalada. Mira por la ventana y a la mente la llega una antigua canción que siempre escuchaba su padre "Love Me Tender" Iván, tiene muchos fallos, pero con él es feliz, a su forma. Oye a Iván a venir por el pasillo quejándose.

-Deberías quitar esa planta que has comprado, no hago más que tropezarme con ella.
-Ten más cuidado-Esther deja encima de la mesa un plato de ensalada.
-No tengo porque tenerlo, cámbiala de sitio, además esta casa es tan tuya como mía no lo olvides cielo.

Esther sonríe y se sienta con la persona que un día la cautivo.

En un loft en el centro de la ciudad.

Julia se sienta en el sofá y vuelve a revisar el MSN, efectivamente, "Fucku69" se había desconectado nada más esta abrirle conversación.
¿Pero que le pasaba a ese chaval? Tan sólo había llegado 15 minutos tarde, y tenía una explicación para él.
Se tumba en el sofá y respira hondo. Tampoco es que fuera alguien del cual estuviera enamorada, sí, le tenía cariño y habían compartido mucho, hoy incluso podrían haber formado una bonita amistad. Exacto, una amistad.
¿A quién pretendía engañar? Ese chico había rozado su pequeño corazón cada día, al igual que hizo Alex de jóvenes.
Se levanta del sofá y se dirige a una de las cajas aún sin abrir, dentro contiene un gran álbum de fotografías de su juventud. Está rebosante de fotografías en las que estaba con él. Cada página tiene apuntada una nueva fecha. Se para a mirar una de las fotos. En un estanque. Pero uno especial. Y sin darse cuenta vuelve a viajar a sus recuerdos.

Los dos paseaban de la mano sonriendo. Hacía tan sólo unas horas él le había confesado que la amaba. Y ella había renunciado a la beca que le habían ofrecido. Todo había ocurrido muy deprisa pero no se arrepentía de ello. Alejandro balancea sus manos entrelazadas y solamente sonríe.
Los dos, se paran en un pequeño estanque lleno de cisnes, blancos y hermosos. Se sientan juntos.
-Estás preciosa ¿sabes?-Él la aparta un mechón de su frente que tapa parte de sus ojos verdes.
-Me haces sentirme preciosa Alejandro-los dos sonríen y se funden en un beso, un beso mágico y perfecto. De película.
-Quiero proponerte algo. Pero para eso tienes que cerrar los ojos.
-De acuerdo-Julia cierra los ojos y espera sonriendo aún. Oye a Alex hacer un que otro ruido, y empieza a reírse-¿Todavía tengo que tenerlos cerrados?
-Puedes abrirlos ya.
¿Ya?-Sin esperar contestación alguna abre sus ojos, y allí está su novio, con un tallo de una flora en forma de anillo, y la flor en la otra mano. Sonríe y sus mejillas están bañadas de vergüenza-¿Qué es esto?
-Es un anillo, echo deprisa y sin cuidado, pero en el fondo un anillo-Sonríe y la mira, entonces descubre que está seguro de su proposición- Julia Gómez, ¿quieres prometerme que en un futuro nos casaremos juntos?

Julia le mira y siente su corazón paralizado, esta proposición es como comprometerse, como ser la prometida de alguien. Mira el anillo y después a él, tan solo tienen 17 años y ya piensan en un futuro juntos, ¡en casarse incluso! Sus ojos la prometen fidelidad, una sincera fidelidad y amor por mucho tiempo, entonces descubre su respuesta.

-Sí, si quiero Alejandro Montalvo. Quiero casarme contigo dentro de unos cuantos años. ¡Oh dios! estoy comprometida.
-Estamos-rectifica Alejandro. Julia sonríe y se lanza al cuello de su novio, besándolo con una nueva pasión descubierta. Justo, en ese momento, todos los cisnes echan a volar, y alguien que pasa por allí fotografío la escena.

Después de varios años, Julia guardaba el anillo, los pétalos secos y la fotografía con la fecha.

lunes, 1 de agosto de 2011

Capítulo 4.

El contador del taxi marca 6 euros. Por el retrovisor el chofer observa aquella muchacha de pelo negro y ojos verdes, que busca en su bolso algo de dinero suelto. Finalmente saca un billete de 10 euros, que le entrega al conductor.

-Quédese con el cambio, muchas gracias.
-A usted señorita, buen día-Sonríe el taxista por el retrovisor.

La muchacha se baja del coche colocándose el bolso y saca las llaves del portal. Gracias al sueldo que obtiene todos los meses, ha podido alquilar un buen piso en el centro de la ciudad, nada más y nada menos que un loft.
Entra en el portal, donde el portero la saluda. Julia mira su buzón que está lleno de cartas y publicidad. Mientras espera a que el ascensor llegué, revisa todas aquellas cartas del banco. Tan sólo lleva aquí 2 meses y todos los pagos se la empiezan a acumular.
El ascensor para y de él sale un muchacho, aproximadamente de su edad, vestido con un traje expresamente hecho a medida.
Los dos cruzan sin mirarse, pues uno no hace más que mirar su reloj y ella todos aquellos pagos. El silencio de su loft la recibe a Julia, la que enciende el contestador, y se tumba en la cama. Ni un sólo mensaje importante.
El silencio que la envuelve la permite oír los gritos de sus vecinos y las ambulancias que pasan por cerca de su casa. Sonríe y piensa que a ella tampoco la vendría mal tener alguien con quién discutir, aunque solamente fuera por el color del sofá. Mira hacia la mesa de cristal donde está su portátil. Se levanta y lo enciende, mientras se inicia se pone una camiseta de tirantes y un pantalón corto.
Se sienta enfrente del ordenador con una tarrina de helado de vainilla, su preferido, e inicia el MSN. Los dos muñecos giran, aunque poco dura su pequeño baile en círculos.
En el margen derecho de la pantalla un recuadro indica que "Fucku69" está conectado. ¿Le habla o no?
. . .

Sube a su habitación por las escaleras de caracol y se dirige a su dormitorio. Instintivamente mira su escritorio lleno de papeles, entre ellos facturas, aunque sobre sale su portátil. Se acerca a él, e introduce la contraseña. El MSN se inicia y allí aparece una ventana naranja parpadeante.

Mientras tanto, en la misma ciudad, un poco más lejos.

Lucas deja su pelo corto mecerse ligeramente. El reloj marca las 12 de la mañana y la reunión con la empresa del catering debería haber empezado ya. Yolanda querrá matarlo seguramente.
El teléfono empieza a sonar, y se desliza en el asiento contiguo. En la pantalla aparece el nombre de su prometida, la misma en la que estaba pensando hacía un momento.
-¿Lucas? ¿Dónde diablos estás?
-Llegando, a falta de 5 minutos, pero ahí un gran atasco del que no puedo salir- se incorpora en su asiento y ve la inmensa cola de coches que tiene por delante-A debido de haber un accidente.
-¡Ven ya!

Al otro lado tan sólo se oye unos ligeros pitidos que dan finalizada la conversación. Se la imagina paseando de arriba abajo, con sus tacones maltratando el marmól del suelo, su melena rubia alborotada y sus uñas ligeramente maltratadas de tanto chocar con una mesa en señal de nerviosismo. El tema de la boda les estaba volviendo locos a los dos, ella tan sólo tiene en la cabeza sacar adelante su negocio y que tenga la mejor boda de su vida, mientras que él, hace gestiones en la oficina para que su padre por fin quede satisfecho con la boda. Y cómo sí fuera poco, la madre de Yolanda no hace más que entrometerse en la relación, produciendo varias discusiones a la semana entre la pareja. ¿Quién dijo que las bodas eran fáciles?
Suspira, y enciende la radio donde empieza a sonar el último éxito en ventas "McFly" al parecer es el último grupo adolescente que ha florecido en Reino Unido y millones de fans ya han elevado la cifras de ventas. Su último single es "Falling in love". Un grupo de chicas pasa por la acera desde donde escuchan al parecer su nueva canción favorita, y todas ríen y le miran. Lucas las observa divertido, hasta que se fija en una de ellas, pelo negro, ojos verdes, entonces la recuerda. La ve en esa muchacha, cuando tan sólo tenían 17 y 18 años respectivamente y ella también subía el volumen de la radio para escuchar a su artista favorito.
Hace tiempo que dejo de contestar llamadas y e-mails, aunque no la culpa, después de todo fue él mismo quien creyó que una aventura no rompería la relación e incluso la amistad. Lucho por ella cuando marcho a Oxford a estudiar medicina, pero ella ya no era aquella adolescente ingenua, en ese momento era la presidenta del Club de Anatomía y sólo pensaba en su matricula de honor y en un perfecto graduado. Incluso hacía planes futuros para vivir allí, y así fue, la pequeña Julia creció y se convirtió en una respetada doctora que impartía clases en la Universidad, hechos que fueron contados por su orgullosa madre antes de caer enferma. Él, en cambio, lo máximo que había conseguido fue sacar la carrera de Economías y trabajar en la empresa de su padre, siendo un trabajador más. Sí, la echa de menos, pero ahora está prometido con Yolanda la cual estará histérica esperándole.